Solía decir un viejo profesor que internet es un gran almacén de información en el que hay que rebuscar entre lo no fiable para quedarnos con lo más fiable. Sea o no cierto, tiene mucha verdad y, al menos, resulta recomendable plantearnos con espíritu crítico si la documentación que estamos consultando o descargando es de una fuente de calidad.
Cursemos bachillerato, un ciclo formativo o estemos en la Universidad, Google se ha erigido como uno de los principales recursos para la búsqueda de información de todo tipo. Podemos buscar dónde nació un escritor, qué obras firmó, comentarios de texto sobre ellas e inclusos sus propias obras en muchos formatos distintos. Pero hemos de plantearnos necesariamente las fuentes y contrastarlas. Incluso si nos descargamos de forma legal obras de autores de renombre, deberíamos llegar a plantearnos si la edición es de calidad, la traducción (si la obra original fue escrita en otro idioma), etc.
Google ostenta alrededor del 90% de la cuota de mercado a nivel mundial. Concretamente, de los usuarios que acceden a este blog a través de un buscador, el 95% lo hace a través de Google. Y es que ya empleamos los buscadores incluso para encontrar nuestro blog habitual o saber dónde está nuestro dentista. Pero también lo empleamos para buscar todo tipo de documentación y para investigar en nuestros trabajos académicos. Y muchas veces no ponemos todo el celo necesario.
Dado que entre los resultados de búsqueda de Google pueden salir diversas revistas, blogs, foros y demás medios online, podemos optar por analizar concienzudamente las fuentes de esos medios o buscar en aquellos sitios con reputación que nos puedan ofrecer información y documentación contrastada:
1. Bibliotecas online:
- Biblioteca Digital Miguel de Cervantes.
- Biblioteca Digital Mundial.
- Ciberoteca.
- Biblioteca Virtual Universal.
- The Free Library (en inglés).
2. Diccionarios:
- RAE.
- Wordreference.
- Larousse.
- ¡Y muchos más diccionarios de calidad que encontraréis en Google!
3. Herramientas de Google (Google libros, por ejemplo).
4. Buscadores académicos especializados que clasifican información por materias (ciencia, invvestigación...).
Asimismo, cuando buscamos opiniones, ya sean de Google, de Facebook o de cualquier otra red social, hemos de filtrar de qué nos sirven esas opiniones. ¿Nos fiaremos si sólo hay una opinión? ¿Si buscamos un sitio de vacaciones tranquilo y una opinión critica el lugar por ser aburrido entenderemos que esa opinión es válida para nosotros? Por ello, hemos de fijarnos en el número de reseñas, en qué es lo que critican, si pueden estar manipuladas, etc.
Ahora ya sabemos que para realizar cualquier trabajo y estudiar tanto en bachillerato como en la Universidad, internet y Google, en particular, pueden ser herramientas muy útiles, pero de nosotros depende analizar la valía de la información consultada y cuestionarnos si nos aporta un valor añadido. Por ello, en academias, institutos y colegios tenemos que formar a nuestros/as estudiantes en la importancia de saber buscar, aprender a documentarse y poder desgranar entre tanta información a la que tenemos acceso desde casi cualquier lugar, sin olvidar que internet no es la única fuente de investigación, pero eso lo trataremos en otro post.