Sólo en Madrid se han programado más de 200 espectáculos de teatro, música o danza para acercarnos a los escenarios. La extensa programación se puede consultar en la página web oficial que la Comunidad de Madrid dedica a la Noche de los Teatros 2022. Esta cita anual dibuja ecos de históricas iniciativas relacionadas con la educación a través del teatro, como La Barraca, pedagógica misión que en el verano de 1932 comenzó a acercar el teatro a las zonas rurales de España.
El teatro, que existe completamente cuando se representa ante el público, puede ser arte, educación, valores, crítica, reflexión, lugar de encuentro. Como en un aula de bachillerato, que puede tener mucho de obra teatral, hay un guion o programa con espacio para la improvisación, no hay tomas falsas y cada día puede ser distinto. El público, discutible si es aún más exigente en las aulas de bachillerato, da forma a la representación, con ficción o sin ella. Y tanto en los teatros como en los colegios, siguen vivos y son leídos una y otra vez dramaturgos de la talla de García Lorca, que vino a estudiar a Madrid en el año 1919 y fue el primer director de esa Barraca nómada, cultural y social. El poeta, nacido en Granada en 1898, ya había firmado éxitos como el estreno de Mariana Pineda, en 1927, y la publicación de Romancero Gitano, un año después, cuya edición se agotó en muy poco tiempo
La Barraca fue una maravillosa y romántica aventura que lanzó el primer gobierno de la II República Española (1931-1939) en un contexto de grandes esfuerzos por alfabetizar a la población. Tras García Lorca, otros insignes directores estuvieron al frente, como Eduardo Ugarte, Manuel Altolaguirre y Miguel Hernández. La barbarie ocasionó que los dos últimos fueran directores cuando García Lorca había sido asesinado, mientras el país se hallaba sumido en una guerra. Otra más. Como la que ahora, aunque no en España pero sí en Europa, vuelve a abrir nuestros días.
Cabe aquí recordar que Miguel Hernández, el último director de La Barraca, no tuvo mejor suerte que su admirado García Lorca, pues sería encarcelado por sus ideas políticas al finalizar la guerra. Ya entre rejas, coincidiría con el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, y enfermaría y moriría en la prisión de Alicante, en 1942. Lo haría muy cerca de su Orihuela natal, donde precisamente las barracas eran la construcción -de cañas y adobe- propia del campesinado. El lunes, día 28 de marzo, habrán pasado 80 años de su muerte.
La histórica imagen de Lorca, con el uniforme de La Barraca que consistía en un mono azul, muestra a un trabajador por la cultura y la educación. El Lorca más social conmueve, inspira y nos invita a enseñar y a aprender, a volver a llenar los teatros, las plazas y las librerías, coronavirus mediante. Porque el teatro es y debe ser educación, cultura y arte.
La concepción que Lorca tenía del teatro entronca con el objetivo que mantiene vivo esta Noche de los teatros: «Si el teatro está en decadencia, para volver a adquirir su fuerza debe volver al pueblo» (Federico García Lorca).
Feliz fiesta del teatro. Se abre el telón.